viernes, 11 de abril de 2014

RECORDANDO A W. BENJAMIN (1892-1940+)

Frías ventiscas estremecían el paisaje fronterizo hispano-francés aquel septiembre de 1940 en el lúgubre pueblo español de Port Bou, férreamente custodiado por la guardia civil junto a
 la Gestapo que resguardaban el paso de viajeros desde España hacia Francia, lo cual precipita el suicidio de Walter Benjamín  para no caer en manos nazis enemigas que perseguían a los judíos en toda Europa.

La fatal decisión se debía a la frustración del crítico y filósofo berlinés  por ver truncado su viaje a Israel o EE.UU., dado su pasaporte americano, para terminar sus trabajos sobre Baudelaire en América o sobre Kafka para la universidad de Jerusalem, y sobre todo, lo que mantenía su alma lacerada y sus nervios a un paso del final definitivo que mitigara la serie de acontecimientos que precipitaron su huida, como lo fue el que la Gestapo había confiscado el bien que estimaba más preciado que su vida, como lo fueron sus cartas, manuscritos, mapas y trabajos junto a su biblioteca, el tesoro de toda una vida y su pasión de coleccionista.

La minuciosidad y obsesión por los detalles precisos y la acumulación de datos investigativos eran los  rasgos intelectuales más evidentes de Benjamin, para quien su forma de trabajo estaba indisolublemente ligado a sus planes de trabajo en  largas visitas a la Bibliothèque Nationale de Paris, su segundo refugio.

Su mano cierra el periplo de su tormentosa vida de refugiado, y cumple a contracorriente con su famosa "Tesis sobre la Filosofía de la Historia" y la obra inconclusa de el "Libro de los Pasajes", monumento sobre París, cuando leemos de su puño que "todo acto de barbarie puede suponer, de parte de quien lo soporta, un acto de cultura". ¡Bon Sort!!




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