En "El Coronel no tiene quien le escriba" García Márquez utiliza la ironía magistralmente, recurso que sintetiza todo su potencial creativo al servicio de la jocosidad y conciencia festiva, con la lógica histórica presente en el Caribe.
La ingeniosidad gozosa de Gabo hace honor a la presencia del sentido humorístico esencial en los pueblos afrocaribeños, y sustancialmente se debe juzgar su calidad y desarrollo desde esa perspectiva iluminada desde la profunda imaginería poética del realismo mágico, tan diverso en su unidad.
Tal cualidad distintiva en Gabo, como en la poesía moderna para expresar lo más insólito e inesperado, haciéndolo llevar la sensibilidad a su máxima expresión, que sale al encuentro de cada destinatario.
Es un pensamiento sólo atribuible al poeta de "Ritos", Guillermo Valencia: "Querer sentirlo, verlo y adivinarlo todo".(R.Vinyes, en el Correo Catalán, 1915).
En los escritos de Gabo comprendemos la nostalgia y el sentimiento que los clásicos latinos llamaron fatum, pues nos remite a nosotros mismos sin tránsito por nuestra voluntad; sumergiéndonos en su discurso sin prevenciones ni remordimientos; desfile inacabable de metáforas que declaran el simbolismo y vehemencia del trópico. Tal vez identificándose de legitimista, en el fondo, con su gran amigo Alvaro Mutis, ante la gran cadena de ignominias y violencias catastróficas y sin esencia espiritual que registra la trágica historia hispanoamericana, con inmanente permanencia en sus cuentos y novelas, en desarrollo culminante de la idea de Maquiavelo sobre la corrupción vergonzante de las instituciones democráticas. ¡¡BON SORT!!
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