lunes, 20 de enero de 2014

CUERO Y TROMPETAS ( II )

DIÁSPORA Y GÉNESIS  AFROCARIBEÑAS :
Hay consenso, en la calle está en boca del pueblo, concluir en que el estudio de la música obedece a dos tipos de investigación, desde el análisis a partir de la relación entre el sujeto y el ambiente o el contexto sociocultural en que dicho sujeto se desenvuelve; otro es el estudio de la naturaleza o historia de cada género.

Aunque podremos reducir todo a la simple expresión del fenómeno y su musicalidad, no todos van a ser semejantes pues hay leyes propias para cada tipo de música, finalidad y funciones específicas, de relieve nuestra atención observa la diversidad en el empleo de las voces e instrumentos. A qué público se dirige, el sistema musical que lo estructura  y el material sonoro empleado en las diferentes latitudes geográficas.
Ante las ortodoxias  que aman y defienden el "eterno retorno" sobre cualesquiera expresión o formas musicales contemporáneas, pretendiendo que géneros determinados se ejecuten como en el pasado, que intentan perpetuar lo que por ley histórica debe cambiar acorde con la evolución rutinaria que no impone sino demuestra que ciertos valores del pasado son acervos que vale la pena conocer y disfrutar en el presente, junto a las innovaciones  tamizadas con cierta depuración crítica y espíritu  depurado. 
El arte siempre ha generado  su propia teoría y tabla de valores, por ello debemos conocer antes de juzgar, y por ello el investigador acumula información y aporta datos para que podamos interpretar y sintetizar sabores tradicionales al lado de los nuevos 
La música popular  en varios siglos expresa la búsqueda y elaboración espiritual de un pueblo por imponer su más alta expresión artística. Nutriéndose de las fuenes africanas y europeas, la música del gran Caribe asimiló y transformó un legado cultural tan rancio como el de los modelos que sigue y que muchos concluyen que  tanto así como folklore, el pasado de la música popular y su visión de vanguardia se funden en nueva racionalidad, solución de libertad, pues no hay préstamos  sin  transformación y, deviniendo en autóctono lo ecuménico,  alcanza un valor universal.
Nuestra música afrocaribeña parte de contribuciones tomadas de la contradanza europea en los míticos instantes de colosal empresa del Descubrimiento y Conquista española, a la que se une Francia e Inglaterra y en un proceso de sincretización en las expresiones culturales creadas en cada región, en dinámica con  la cultura africana de los diversos asentamientos poblacionales en el crisol de colonos burgueses, criollosy mestizos, esclavos y libertos, procesos socioeconómicos, rurales y urbanos, de bailes cortesanos  y de los areítos, timbres instrumentales de cuerdas en fusión con conceptos sonoros africanos de percusión y de comunicación, permitiendo la hermandad  de la música con función principal para el baile, con aire familiar para todo el Caribe con raigambre y fortaleza que identifica los diversos elementos de la música comtemporánea.
¡Bon Sort!!  Jairo Tapia Tietjen ( 20/01/2014 ).-















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