martes, 13 de marzo de 2018

La Brocha asesina

Dioses de Valledupar

El mural ha sido una técnica pictórica muy apreciada en el siglo XX que las neogeneraciones light y de los móviles no han sabido o querido apreciar.Muchos espectadores veteranos han sido testigos como la pica y el bulldózer han echado al suelo lo que para algunos eran hechos y acontecimientos culturales motivo de orgullo para sus padres y para ellos.Desde joven pude apreciar que en varias residencias de Codazzi, Valledupar y otros municipios cercanos, se exhibían con despliegue cívicocultural diversas manifestaciones artísticas, murales, bustos, figuras ecuestres, museos incipientes, etc.,de diversos artistas que, como ejemplo y sin pormenorizar, menciono a el ecuatoriano Játiva, Chicho Ruiz, Kajuma, Arlant, Maestre, Zedán, Germán Piedrahita -quizá el que más influyó, por su cercanía pedagógica sobre los jóvenes artistas regionales-, que en forma sistemática fueron desapareciendo de la vista de transeúntes y visitantes habituados a recrear su vista ante el espectáculo estético gratuito de obras pictóricas diversas u otras manifestaciones del arte que magnánimas se les ofrecía.

¿Causas? La administración vallenata al parecer acaba de explicar, insuficientemente hacia los medios, la desaparición ante el poder de la 'brocha asesina' de la expresión pictórica más icónica de la capital vallenata, como lo fue el mural hecho en 1990 por el profesor Germán Piedrahita (q.d.p.), situado en la plaza A.López. Tampoco anuncia cuándo van a derribar el monumento del maestro Arenas Betancour, ubicado cerca del mural suprimido, o de la pesada mole metálica que está encima de la tarima del Festival de música vallenata, -en el mismo sitio-, como sí ocurrió, sin apelar a la comprensión y asimilación de tan infausto golpe a la ciudadanía en el propio Codazzi y otras localidades de la región que, ven con crecientes molestias el camino de la destrucción al que recurren sus electos gobernantes, quizá por insensibilidad artística, ignorancia por conservar su patrimonio cultural, o quizá por razones más mezquinas o presupuestales.Es la descomposición de los valores estéticos absolutos del acervo social.Son,indudablemente, cambios para mal y retrocesos hacia la barbarie.Esta crisis se podría evitar, como se hace en otras latitudes, con el establecimiento de los comités de curadurías que por ley existen en todos los lugares civilizados. Nadie percibe la lógica absurda de estos procedimientos que despilfarra lo que es común, lo que pertenece a todos y que exige medidas para su conservación sostenible.Tal anormalidad queda ahora en manos de artistas y defensores de las artes tradicionales para que la brocha asesina o la pica ciega, no continúen aumentando el desprecio hacia el arte del pasado en detrimento del solaz y pedagogía indispensable en el campo artístico de las generaciones futuras..


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