Un irresponsable parangón elaborado por el ranking WinGallup International de la felicidad por países que ubica a Colombia en el segundo lugar de la felicidad después de las Islas Fiyi, contagió de falsa euforia a muchos gobiernos que le escurren el bulto a sus obligaciones para todos seamos felices con plena justicia social.
La psicóloga Lucero Martínez Kasab, hace en el Tiempo lúcido análisis sobre la interpretación falaz de ciertos niveles de felicidad que la gente aspira en los próximos carnavales, cerrando los ojos ante la tragedia de miles que acuden al préstamo gota a gota para gozarse tres efímeras noches, para de inmediato volver a la fatídica realidad del hambre acosando a los hijos, de la historia triste de las madrugadas del rebusque de tantos vendiendo tinto, limpiando vidrios en las esquinas, los preparadores de jugos y ventas de frituras, un submundo mimetizado entre oropeles, carros de última gama, encopetadas damas que pretenden ignorar el sufrimiento del resto de la humanidad y cerrando los ojos ante aquellos que recurren a la conciencia política de la compra de votos y un pueblo que niega la tristeza de verse sometido -porque la presiente eterna-, optando por creerse la alegría que la radio y TV sistemáticamente bombardean en su subconsciente, compitiendo con la korruptela y oportunismo político del sembrador de miseria electoral y social y que cree estar convencido de ayudar con su momentánea generosidad.
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